José Manuel Caballero Bonald é poeta, tem 85 anos, e deu uma entrevista a El País, publicada ontem, que considero notável – o texto mais interessante que li, até agora, não propriamente sobre as eleições em Espanha mas a pretexto das mesmas.
Que estes excertos sirvam apenas para aguçar o apetite de ler o texto na íntegra.
«¿Cómo se siente ahora en este país?
Quizá el calificativo que mejor me defina ahora sea el de perplejo, entendiendo por perplejo una especie de punto intermedio entre el atónito y el desconcertado. (...)
El nuevo orden mundial del que se hablaba antes va a consistir realmente en una nueva era del capitalismo. Y en una era sobradamente peligrosa, porque nadie duda ya de que los grandes núcleos de poder económico son los que dominan el mundo y van a dominarlo cada vez más. El ciudadano como tal, en sentido clásico, ya no va a existir, van a existir subordinados a ese capitalismo. (…)
¿Qué nos lleva a esta situación que requiere adjetivos tan inquietantes?
Eso tiene sus raíces en la Transición. La Transición fue un apaño de urgencia, como bien se sabe. La derecha cedió algo para conservarlo todo y la izquierda consiguió algo para no perderlo todo. Y de ahí surgió un franquismo latente que reaparece de cuando en cuando, a la vista está. Ahí está sin ir más lejos la historia del PP, cuyo presidente ha sido hasta ayer mismo el señor Fraga Iribarne, uno de los máximos exponentes de la represión franquista... El PP es un conglomerado de grupos de derechas, muchas derechas formando un bloque, desde los moderados a los extremistas, desde los demócratas a los ultras. (…)
Una derecha junta frente a una izquierda atomizada. ¿Cómo ve esa división de la izquierda?
No tengo eso muy claro... Pero supongo que sí, que hay una división, o una subdivisión, en el seno de la verdadera izquierda, quizá previsible por razones de oportunidad histórica. La derecha ha sabido mantener una unidad monolítica, que como ha ocurrido siempre en España con ese tipo de alianzas conservadoras, va a seguir anquilosada en una tradición deplorable. Las lacras históricas de nuestro conservadurismo están ahí, no se han acabado nunca de extirpar; una situación muy peculiar, muy española, que viene de los Reyes Católicos y llega hasta el general Franco. (…)
Por eso cada vez me resulta más significativo el movimiento de los indignados del 15-M, que si era necesario hace meses más va a serlo después del 20-N. Bueno, a pesar de todo, yo tiendo a ser optimista, en el sentido de pensar que todo es empeorable. (…)
Entre el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio y el Banco Central Europeo están consiguiendo que la ruina del común de los ciudadanos esté garantizada. (…)
La memoria histórica es una de las partes lesionadas de la última etapa de este país.
Aquí se ha producido una oposición evidente para que se canalizara la justa recuperación de los crímenes del franquismo, esa sistemática persecución hasta la muerte del vencido. La derecha recurrió a esos tópicos de que es mejor no abrir las heridas, decretar el olvido, la historia sin culpables y todo eso.»
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