Poema publicado hoje por Luis Sepúlveda, no Facebook, com dedicatória aos seus amigos portugueses.
El viejo tranvía de Lisboa no es rentable
ni los versos de Pessoa que leo con la misma lentitud
con que sube hasta el barrio alto.
Dejó de ser rentable la mesa de billar
en el Pabellón Chino y sus colecciones imposibles
tampoco son rentables.
Los árboles de la avenida de las Libertades en verano
las vendedoras de castañas en la rua Augusta
las historias que me cuenta el viejo Tejo
todo eso dejó de ser rentable.
El vino tranquilo de los portugueses no es rentable
los claveles de Abril tampoco son rentables
la solidaridad social de La Morería
¿cómo va a ser eso rentable?
La voz de José Afonso no es rentable
la serena nostalgia del fado
los lentos trenes que llegan a Santa Apolónia
y los ascensores que suben a Chiado
todo eso dejó de ser rentable.
Los banqueros decidieron que los sueños
que son parte de la vida vivida honestamente
que los músculos que lo levantaron todo
que los cerebros que lo imaginaron todo
que todo eso y más que eso, no es rentable.
Entonces impusieron la mezquina moral del usurero
para que el hedor y el virus, el miedo y la parálisis
la traición y la infamia
sean por cierto asuntos muy rentables.
Pero aún quedamos nosotros los tercos
los porfiados que no pedimos más que sombra al árbol
y al pájaro la levedad de su canto
y a la calle que nos lleve hasta una puerta amable
y al vino su oscuridad luminosa de amigos
y al niño la efímera alegría de su paso.
Nosotros el plural de los que podemos
vivir con tranvías lentos y trenes que llegan con retraso,
nos basta una luz, una sola para leer un verso,
un amor, uno solo para ser la humanidad
un día, uno solo y fundamos la existencia
y no nos importa si todo esto pueda ser o no rentable.
Luis Sepúlveda
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