Um texto de Paul Krugman, que pode ser lido, na íntegra, aqui.
Excertos:
«Digámoslo claramente: el aumento de las rentas en los países emergentes ha generado enormes mejoras en el bienestar humano, al sacar a cientos de millones de personas de la pobreza agobiante y darles una oportunidad de tener una vida mejor.
Y ahora, las malas noticias. Entre esas dos cumbres gemelas (la élite mundial cada vez más rica y la creciente clase media china) se encuentra lo que podríamos llamar el valle de la desesperación. Para la gente alrededor del percentil 20 de la distribución de la renta mundial, los ingresos han crecido, si acaso, a un ritmo lento. ¿Y quién es esa gente? Básicamente, las clases trabajadoras de los países avanzados. (...)
Los ricos ejercen una influencia enormemente desproporcionada sobre la política. Las prioridades de las élites —la preocupación obsesiva por los déficits presupuestarios, con la consiguiente supuesta necesidad de cercenar los programas públicos— han contribuido en gran medida a ahondar el valle de la desesperación. (...)
Todo esto hace pensar en algunas analogías históricas desagradables. Recordemos que esta es la segunda vez que hemos experimentado una crisis financiera global seguida por una prolongada recesión en todo el mundo. Entonces, como ahora, cualquier respuesta eficaz a la crisis fue bloqueada por las élites que exigían presupuestos equilibrados y divisas estables. Y el resultado final fue dejar el poder en manos de personas, por así decirlo, no muy agradables.
No estoy insinuando que estemos al borde de repetir al pie de la letra la década de 1930, pero sí que afirmaría que los líderes políticos y de opinión tienen que afrontar el hecho de que nuestro actual sistema mundial no está funcionando bien para todos. Es fantástico para la élite y ha sido muy positivo para los países emergentes, pero el valle de la desesperación es algo muy real. Y van a pasar cosas malas si no hacemos algo al respecto.»
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